Murillo culpa a medios de comunicación por atroz infanticidio en Catarina
Murillo culpó a la prensa por supuestamente contribuir al ciclo de violencia, a pesar de que son los medios de comunicación ligados a su familia quienes peor cubren las situaciones trágicas en el país.
Tras la revelación del atroz asesinato del menor de 7 años Hollman Ariel Gaitán Medina en Catarina, Masaya, la segunda al mando y vocera del régimen sandinista, Rosario Murillo, habló en televisión nacional sobre el delito y culpó a los medios de comunicación por el atroz infanticidio perpetrado por el hermanastro de la víctima, actualmente bajo custodia policial.
“Yo pienso —esto es una perspectiva personal— que mucho tiene que ver la difusión permanente de crímenes atroces en los medios de comunicación, en la televisión, en las mismas plataformas virtuales, medios, redes, donde continuamente estamos exponiendo a la juventud y a las familias a esta casi como celebración de crímenes que se cometen o que cometemos los seres humanos unos contra otros“, dijo Murillo.
“Porque seres humanos, familia humana, comunidad humana somos todos y de verdad somos llamados también a hacer lo que quepa hacer, de manera urgente, para evitar, hasta donde se pueda en este mundo tan contaminado, esas atrocidades”, agregó.
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Según Murillo, la mala cobertura de hechos violentos en los medios de comunicación, “donde estamos viendo masacre tras masacre, genocidio tras genocidio, crímenes de lesa humanidad sin castigo, sin condena“, en parte contribuye a la incidencia de más violencia, alimentando un ciclo constante y sangriento.
La socióloga feminista María Teresa Blandón admite que, en efecto, “en general, los medios de comunicación, sobre todos los de ellos (oficialistas) y mucha gente en redes sociales no tienen un enfoque responsable para tratar los problemas de la violencia. No hay un código de ética. Se expone, frecuentemente, a las víctimas”.
Pero “decir ahora que el problema únicamente son los medios de comunicación es desviar la mirada de la responsabilidad que tenemos las familias, la sociedad, pero también el Estado, que es el responsable principal de proteger la vida y los derechos de toda la ciudadanía, y que no lo hace“, aclaró la experta.
Una sociedad violenta
Según explicó Blandón, la violencia tiene muchos mecanismos de reproducción, “pero el problema de fondo es que no existe una cultura de respeto a la integridad y a la vida de los niños, de las niñas, también de las mujeres“, una situación agravada por el hecho de que “no tenemos tampoco políticas públicas, no tenemos una estrategia por parte del Estado para poder atender las causas estructurales de la violencia”.
“Y las causas estructurales vienen de muy atrás”, añadió.
Hollman Ariel Gaitán, originario de Catarina, fue víctima mortal de su hermanastro el domingo, un caso que por su naturaleza perturbadora ha causado revuelo a nivel nacional. Foto: Redes Sociales
“Tienen que ver con el tema de los patrones de crianza, tienen que ver con la ausencia de mecanismos para resolver conflictos a lo interno de las familias. Tiene que ver con un machismo muy extendido en la sociedad, con esta idea de que el más violento es el que gana y que las víctimas tienen que callarse y no decir nada, y aguantar”, dijo la socióloga.
Esta dinámica se acrecienta con los abusos de poder en todos los ámbitos, privados y públicos, con la propia violencia que el Estado ejerce contra ciudadanos y ciudadanas, detalló Blandón.
A partir del estallido social de abril de 2018, el régimen sandinista ha empleado la violencia como su principal herramienta para mantenerse en el poder y silenciar cualquier crítica. Tales acciones, que incluyen el asesinato de más de 300 nicaragüenses, constituyen, por consenso internacional y multidisciplinario, crímenes de lesa humanidad.
“Si usted ve que un policía va y le grita a cualquier persona, y empuja, y golpea, y que en la cárcel los tratan como si no fueran personas, como si no tuvieran derechos, esas prácticas de violencia van incidiendo en todos lados“, señaló Blandón.
Pero más aún que la propia violencia estatal, Blandón estimó que es la impunidad lo que va naturalizando cada vez más la violencia. Impunidad no sólo por los crímenes de lesa humanidad cometidos en el contexto de la crisis de 2018, sino también la de 38 mil reos comunes liberados en procesos irregulares desde 2018, sin garantías de que hubiesen cumplido su sentencia o se hubiesen rehabilitado.
Medios oficialistas son los más insensibles
Blandón criticó el abordaje de la violencia en medios ligados al régimen sandinista. “Ni siquiera reciben ningún tipo de orientación o indicación para hacer un abordaje apropiado sobre estos terribles hechos de violencia”, señaló.
La agenda diaria de estos medios está marcada por titulares y redacción sensacionalistas cuando se trata de hechos nacionales y una amplia selección de hechos trágicos del ámbito internacional, destacando daños ocasionados por guerras, crímenes o desastres naturales.
El propio crimen en contra del menor en Catarina ha recibido el mismo trato en varios portales oficialistas, con abordajes que enfatizan la brutalidad de la muerte y presentan una redacción sensacionalista, colmada de adjetivos poco apropiados y exclamaciones impropias del periodismo profesional.
Bajo el régimen sandinista, la sociedad nicaragüense se ha militarizado. El temor a la Policía, a razón de los actos represivos que ha perpetrado la institución, es casi universal. Foto: Medios Oficialistas
Prácticamente toda la prensa independiente ha sido obligada a salir del país ante la represión del régimen sandinista, por lo que en Nicaragua, para una buena parte de la población cuyo consumo se aleja del internet, su única fuente son los medios ligados al régimen. Medios que poseen recursos cuantiosos derivados de su posición privilegiada de cara a la autoridad.
Murillo, enfatizó Blandón, “representa al gobierno de Nicaragua y tendría que rendirnos cuentas de qué ha hecho durante estos últimos 18 años para atender la problemática de la violencia. La inmensa mayoría de los medios de comunicación en Nicaragua precisamente son propiedad de la familia Ortega-Murillo, de tal manera que entonces tendrían que revisarse a ellos mismos qué es lo que les han estado dando a la sociedad“.
No contentos con el control absoluto de la narrativa a lo interno del país, el régimen sandinista “ha hecho desaparecer a todas las organizaciones de la sociedad civil que veníamos trabajando en la prevención de la violencia, lo cual habla claramente de la falta de interés y del desprecio que tiene este gobierno por la situación de las víctimas de esta violencia”, denunció Blandón.
“En Nicaragua, la violencia ha ido escalando de la mano de la propia violencia que ejerce el Estado“, concluyó la socióloga.