Amnistías han representado impunidad, considera el abogado Juan Diego Barberena
El abogado Juan Diego Barberena, explicó que mediante una ley de amnistía el Estado muestra su voluntad para eximir de responsabilidad penal a aquellas personas que están siendo procesadas, han sido condenadas o aún sin ser juzgadas, condenadas y acusadas han cometido un determinado delito.
Desde el 2018, el término “amnistía” ha resonado en diferentes espacios de la sociedad nicaragüense, especialmente en redes sociales. Sobre el tema hay posturas encontradas pues hay quienes indican que a veces estas son necesarias para retornar a la democracia, mientras que otros se niegan a la posibilidad rotundamente.
El abogado y activista nicaragüense, Juan Diego Barberena, explicó que una ley de amnistía es un instrumento legislativo aprobado por la Asamblea Nacional, donde se manifiesta la voluntad del Estado para eximir de responsabilidad penal a aquellas personas que están siendo procesadas, han sido condenadas o aún sin ser juzgadas, condenadas y acusadas han cometido un determinado delito.
Apuntó además que en Nicaragua se han tenido 54 leyes de amnistía, lo que a su juicio refleja una constante cultura de impunidad es decir, esa omisión deliberada del Estado de poder rendir cuentas por abusos cometidos y dar paso a la verdad de lo que ha sucedido.
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Para Barberena, el momento “más manifiesto de esa omisión deliberada del Estado de esta cultura de impunidad y de la utilización de las leyes de amnistía como un pacto de impunidad para resolverlos con todas las controversias fue en los años 80”.
Insistió que en ese lapso de tiempo es donde más leyes de amnistía se han aplicado en la historia política de Nicaragua, en el marco de la guerra civil entre la contrarrevolución y el Ejército Popular sandinista.
El especialista en derecho, señaló que para 1990 se firmaron los protocolos de transición y una ley de amnistía que abarca los delitos que se puedan haber cometido a partir del 19 de julio de 1979, también abarca aquellos delitos de lo que se conoció como “La piñata”.
Una cultura de no reparación
Barberena, considera que la amnistía que se aprobó en el año 2018, fue una manifestación más de esa cultura de impunidad, “porque estamos hablando de que se han cometido crímenes de lesa humanidad, según ha sido constatado por organismos internacionales, y los crímenes de lesa humanidad, según los estándares internacionales y la jurisprudencia misma de la Corte Interamericana son inamnistiables, es decir, no pueden ser amnistiados”, destacó.
Así mismo, consideró que en la sociedad nicaragüense la ley de amnistía no es bien vista porque en la historia política del país han representado impunidad, negación de la verdad, la reparación y la negación de medidas y garantías de no repetición.
Barberena, añadió que es necesario pensar y analizar la viabilidad o no de una ley de amnistía de cara a una transición política democrática en Nicaragua.
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A su vez se cuestionó sobre si tendrá la sociedad nicaragüense, los actores políticos y los actores sociales, la capacidad de promover unas medidas de transición política democrática sin necesidad de brindarle algún tipo de garantía al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Añadió: creo que esa es una gran pregunta que hay que hacerse sin dejar de observar la demanda de justicia, verdad, reparación y de no repetición de las víctimas.
“Pero una transición política a la democracia, si es negociada y no es una ruptura, no es un derrocamiento, no es un derrumbe del Estado va a implicar algún tipo de concesiones”, enfatizó.
Apuntó que este tipo de cosas mínimamente hay que tenerlas presentes “sin que lo que esté sugiriendo yo es que esto debemos materializarlo”, finalizó Barberena.