Régimen conmemora el 23 de julio ocultando sus propias masacres de estudiantes
El régimen no reconoce a los estudiantes asesinados por agentes policiales y paraestatales en 2018, más bien mancilla su memoria con acusaciones de terrorismo y traición.
La vocera y segunda al mando del régimen sandinista, Rosario Murillo, lanzó alabanzas “a todos los estudiantes de todo tiempo y para la juventud, patrimonio nacional y orgullo de nuestro país” en el aniversario del incidente que vio a 4 estudiantes muertos a manos de la Guardia Nacional del régimen somocista en León en 1959, este martes, 23 de julio.
En su discurso habitual, Murillo nuevamente lanzó improperios contra sus opositores, estigmatizando a su vez a las víctimas de la represión sandinista, muchos de ellos jóvenes y estudiantes encarcelados y hasta asesinados por agentes policiales y para-estatales al servicio del régimen, según fue ampliamente documentado por organismos de derechos humanos.
“Escuchen ruinas, mamarrachos, desperdicios de la historia“, se dirigió Murillo a sus opositores.
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En León, “primera capital de la revolución”, cinco bustos fueron erigidos por las autoridades sandinistas a un costado del edificio de la alcaldía, correspondientes a las 4 víctimas mortales del incidente del ’59 y a Christian Emilio Cadenas, joven asesinado y calcinado en circunstancias sospechosas al iniciar la crisis sociopolítica, el 20 de abril de 2018.
El régimen sandinista presentó a algunos estudiantes inocentes como sospechosos por la muerte de Cadenas, pero la familia negó que fuesen ellos los responsables. La Asociación Madres de Abril (AMA) lo cuenta como una de las víctimas de la brutalidad sandinista a falta de una investigación transparente y un relato coherente de parte de las autoridades, 6 años después de ocurridos los hechos.
“Las dudas sobre su muerte se mantienen y su hermano las levanta. Si el peritaje oficial concluyó que Emilio falleció por inhalación de gases tóxicos, ¿cómo se explica que la ropa que llevaba (pantalón, pañoleta) no se encontrasen quemadas?, ¿por qué estaba entonces su cuerpo mutilado, sin brazos, piernas y, sin dientes?“, reza el testimonio en el sitio de AMA.
De las más de 350 víctimas de la represión sandinista recopilados la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), 45 eran estudiantes, sobre jóvenes de universidades públicas.
El régimen sandinista no sólo niega sus asesinatos, sino que también mancilla su memoria al catalogarlos de terroristas, golpistas, vendepatrias y otros improperios proferidos, sobre todo, por la propia Rosario Murillo.