Depresión sigue agobiando a migrantes nicaragüenses en Estados Unidos
El choque cultural, la falta de contacto humano y pobres condiciones laborales han hundido a muchos nicaragüenses en trastornos depresivos que, en los peores casos, han culminado en el suicidio.
Las cifras son difusas, pero la situación es clara conforme un habla con aquellos que la viven: para los migrantes nicaragüenses, Estados Unidos no ha sido el sueño que les habían prometido. El choque cultural ha sido demasiado fuerte, la carga laboral demasiado pesada y la bonanza económica no la suficiente.
“Hay que apuntar que cada caso es diferente”, señaló a República 18 la psicóloga con especialidad forense Imelda Torres. “Sí hay nicaragüenses que han logrado prosperar en Estados Unidos, pero también hay una porción enorme que lucha por sobrevivir y ahora están orillados a situaciones precarias”, agregó.
Las cifras son fragmentarias dada la naturaleza sensible del tema, pero en 2023 se contabilizaron al menos 7 suicidios de migrantes nicaragüenses en Estados Unidos. En 2024, al menos un caso fue ya registrado .
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“Es lógico desarrollar un duelo migratorio por la brecha de idioma, costumbres, el cansancio por la explotación laboral, la falta de acceso a la salud física y en mayor medida todavía a la emocional. Además, muchos no tienen a nadie que los ayude, ni siquiera familiares, porque muchas veces están muy ocupados o muy lejos“, explicó Torres.
Grandes expectativas, gran decepción
“La expectativa que tienen muchos es que van a llegar al país, un familiar va a ayudarles a encontrar trabajo en una o dos semanas, y van a pagarles bien. Pero en el proceso se dan cuenta de que no es suficiente para sobrevivir y se preguntan: ‘¿cómo le voy a hacer?’“, añadió.
Para muchos migrantes, las únicas opciones laborales al llegar a Estados Unidos son en rubros mal pagados y en condiciones de explotación laboral. La cultura laboral y el marcado individualismo de la sociedad estadounidense contrastan con las actitudes más “relajadas” y el sentido de comunidad propio de los nicaragüenses, explicó la experta.
Depresión
“Pasan diez días aquí, diez días allá. Muchos no tienen estabilidad y, al ser tantas y tan grandes las expectativas, es igual o más grande la decepción. Al no tener apoyos humanos, muchos recurren a otros mecanismos de afrontamiento, como la comida, que lleva a la obesidad, o las drogas y el alcohol, y en muchos centros urbanos el consumo de sustancias está muy normalizado“, lamentó Torres.
Tales vicios sólo exacerban la situación de las personas que presentan trastornos depresivos. Por desgracia, para buena parte de quienes migran, Estados Unidos no se trata sólo de una opción, sino que se encuentran sin ninguna otra posibilidad. “Algunos no tienen pasaporte, no saben cómo regresar, o simplemente no pueden regresar a Nicaragua“, señaló.
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“Hay que considerar muy bien la decisión de migrar y hay que planificar muy bien“, recomendó Torres, pero también reconoció que, para muchos en situación crítica, sea por motivos económicos o políticos, esto simplemente no es posible.
Por lo antes expuesto, la experta enfatiza la necesidad de mantener el contacto con los familiares, de apoyarse en lo posible y de no obviar potenciales signos de alerta, como la tristeza constante, los comentarios auto-denigrantes, la pérdida de interés y del disfrute derivado de actividades o cosas que antes eran importantes para la persona, disminución de la energía, entre otros.