Monto de remesas ha aumentado más de 300% en los últimos 6 años
El constante flujo migratorio de nicaragüenses por motivos económicos y políticos ha llevado a un aumento considerable del monto de remesas.
Datos del Banco Central de Nicaragua (BCN) confirman un aumento de 7.7 millones de dólares en el monto de remesas recibidas el pasado mes de febrero, último cubierto por la entidad hasta el momento. En total, el país recibió 374.5 millones de dólares vía remesas extranjeras, 43 millones más que en el mismo periodo del año pasado.
Hubo fluctuaciones de apenas unos cuantos millones de dólares entre julio de 2023 y enero de 2024, con un extraño descenso de hasta 53 millones de dólares entre diciembre del año pasado y enero del corriente. La amplia mayoría de estos ingresos provienen de los Estados Unidos, unos 305.3 millones de dólares cubriendo un 81% del total.
Lea además: Monto de remesas superó al de exportaciones en 2023, evidenciando una productividad lisiada en Nicaragua
Le sigue Costa Rica, con 30.3 millones de dólares, y España, con 22.3.
Las remesas del extranjero suponen uno de los pilares fundamentales de la economía nicaragüense en los últimos años, a raíz sobre todo de la agudizada crisis sociopolítica, que deviene a su vez en una crisis económica y en una crisis migratoria.
Estimados independientes aseguran que el 26% del Producto Interno Bruto nicaragüense corresponde a remesas. Desde 2018, año en que inició la crisis, el monto de remesas ha crecido en promedio un 300%, como reflejan los datos del BCN.
Manuel Orozco, director de programa de migración, remesas y desarrollo de Diálogo Interamericano, ha explicado que los patrones migratorios presentes en Nicaragua, como en el resto de la región, en los últimos seis años, “son guiados predominantemente por factores de oferta asociados a condiciones políticas (asuntos aspiracionales), desempeño económico (bajo crecimiento y lastrada inclusión social)” y otros factores subsidiarios.
Los estimados más altos señalan un éxodo de nicaragüenses sin precedentes en la historia del país, con cerca de un millón de ciudadanos abandonando el territorio nacional en los últimos 6 años, algunos movidos por necesidad material y otros por represión político-religiosa.
La figura de la remesa, no siempre suficiente para cubrir las necesidades de los nicaragüenses, adquiere, pues, un papel de soporte económico más que de capital a invertirse y apoyar en la productividad, algo propio de “un país que no quiere invertir en productividad, generación de riqueza o su población“, en palabras de Orozco.
Por ello el país Nicaragua se enfrenta a la profundización de la dependencia económica de, sobre todo, Estados Unidos, un país que el régimen sandinista de Daniel Ortega constantemente antagoniza, lo que pone en peligro la estabilidad económica del país.