“Antes de 2018 también había violaciones de DDHH”, describe Arquímedes González en su nuevo libro
El escritor de amplia trayectoria habla con República 18 sobre su más reciente obra.

En medio de su segundo exilio, Arquímedes González continúa convirtiendo a la literatura en periodismo y al periodismo en la literatura.
La obra de Arquímedes González siempre ha reflejado sus dos facetas, la del periodista y la del escritor. Como los de un imán, parecen ser polos tan complementarios como inevitables. Su obra más reciente, de título Atardecer en Venecia, sucede a su anterior trabajo, Como esperando abril, un relato del inicio de la crisis sociopolítica en la Nicaragua de 2018 y más allá.
Pero el libro también antecede narrativamente al anterior trabajo de González sobre la crisis, la que visiona como una trilogía. Atardecer en Venecia se centra en el pasado, en los elementos que hicieron posibles los eventos sangrientos de abril de 2018, según explicó el escritor a República 18.
“En la novela, todo ocurre alrededor de un asentamiento que se llama Venecia. Venecia es un lugar de esos a los que les dan nombres rimbombantes; hay uno que se llama Praderas de Sandino y las praderas que ves ahí son polvazales y de Sandino no tienen nada; están las Puertas de París, etc.”, dijo González.
Lea además: Entre la economía y la literatura, la historia del joven activista Marco Aurelio Peña
La novela nos presenta dos líderes de pandillas enfrascados en una guerra que concluye el día de las elecciones municipales de 2017. De ese conflicto surge un líder que tendrá protagonismo durante la represión de 2018. “Él es uno de los grandes invitados de honor a aquella infame reunión en el parque japonés el 19 de abril, cuando se dio la orden ‘vamos con todo’“, la orden que dio inicio a las masacres en contra de manifestantes ese año, explicó.
A través de esa historia, González plantea una serie de verdades incómodas para la narrativa oficial del régimen sandinista. En tanto su primera obra en esta trilogía enfrenta el discurso oficialista sobre la crisis, Atardecer en Venecia cuestiona el supuesto “progreso” que, según el régimen sandinista, el estallido de 2018 frustró.
El periodismo en la narrativa
González posa junto a una edición de su nuevo libro. Foto: EFE
Mi práctica periodística influyó en el libro en la manera de escribir sobre la Managua que la dictadura no quiere que la gente vea, que es esa Managua de pobreza, donde hay barrios, asentamientos, sin agua, sin energía, con agua negra, con calles de tierra, con gente marginada, con gente que no tiene acceso a los servicios básicos ni a un centro de salud, ni a una escuela digna. Esa es la Managua verdadera, no la de los árboles de hojalata de la dictadura.
“En este libro yo explico y describo esa Nicaragua donde, antes de 2018, también había violaciones de derechos humanos, también había corrupción, tráfico de influencias, un régimen enfocado en la destrucción de las instituciones y de la democracia, y parte de todo este aparataje era el uso de grupos para-estatales“, subrayó.
En ese sentido González, quien fue profesor de prensa escrita en la ahora usurpada Universidad Centroamericana (UCA) tras una larga carrera en el periodismo tradicional, no se ha visto inhibido por su exilio. Su obra, caracterizada por la danza sincrética de la voz entre el periodismo y la prosa artística, sigue desarrollándose en medio de la adversidad.
Estar lejos de Nicaragua no me ha dificultado escribir sobre el país; más bien, me ha dado muchos recuerdos de Nicaragua. Yo soy nicaragüense, eso nunca se olvida. La distancia te da la posibilidad de discernir mejor los lugares donde uno estuvo, donde uno vivió y donde uno conoció también a la gente. El periodismo me ha ayudado a describir toda esta rica vida que tiene Nicaragua y que la distancia no puede borrar.
Lo que sí ha dificultado el exilio y la persecución es el proceso editorial. Según el autor, la tercera parte de esta trilogía ya está completada, pero no pudo “publicar más porque el primer libro retirado de las librerías en Nicaragua. A mí se me persiguió, se me acosó, mi pasaporte fue confiscado; trataron de capturarme y tuve que salir” para salvaguardar su vida.
La novela, ya a la venta, resultó entre las finalistas del IV Concurso de Novela de Crímenes Medellín Negro, cuyo jurado la elogió como “un duro retrato de la violencia y el pandillismo en Nicaragua” explorando temas de decadencia moral, institucional y cultural. Pero el autor tiene plena confianza en que “los villanos” de su historia no tendrán la última palabra en el destino del país.