Comunidades indígenas encaran elecciones regionales sin representación, bajo control absoluto del régimen
Sin representación y sin garantías de transparencia electoral, el destino de la región está sellado en Managua, lejos de las urnas locales

Tras la cancelación de la personería jurídica de la organización y partido indígena Yapti Tasba Masraka Nanih Aslatakanka (Yatama) a principios de octubre, y con las votaciones regionales a celebrarse en marzo de 2024 sin que existan garantías para un proceso democrático válido, las regiones autónomas han visto su autonomía prácticamente anulada por la consolidación del poder del Frente Sandinista alrededor de su líder, Daniel Ortega.
“Hay que recordar, primero, que la organización indígena Yatama tiene su raíces en las comunidades indígenas y sus formas tradicionales de organización. Yatama no es un partido político regional con características tradicionales“, aclaró a República 18 la abogada y defensora de los derechos de las comunidades nativas, Anexa Cunningham.
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“Yatama está ligada a la identidad del pueblo miskitu y de los pueblos indígenas en la Costa Caribe. Su génesis es la reivindicación de los derechos históricos y ancestrales de los pueblos indígenas y afrodescendientes, como lo son la propiedad comunal, la autonomía, la libre determinación, la identidad y el idioma“, agregó.
Con la democratización de Nicaragua en la década del ’90, Yatama se había involucrado en el quehacer político de la región y en el año 2000 “se vio forzado a convertirse en un partido político”, según explicó Cunningham, “para poder participar en la vida política del país”. Una denuncia fue interpuesta ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) en 2001, sobre la cual este ente sentenció al Estado de Nicaragua reconocer a la organización como más que una entidad política.
“No necesitás hacer un partido político para poder participar en las elecciones en el país” según esa sentencia, pero a la fecha “el Estado no ha cumplido” con lo estipulado por la Corte, según denunció Cunningham, quien forma parte del Mecanismo de Expertos de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
La persecución
El pasado 29 de septiembre, el dirigente indígena y diputado de Yatama, Brooklyn Rivera, fue detenido por agentes de la Policía Nacional meses después de haber regresado a Nicaragua desde Nueva York, donde participó en conversaciones internacionales sobre asuntos indígenas, sin autorización del régimen sandinista. Asimismo fue secuestrada por el régimen su suplente, Nancy Henríquez.
La cancelación de Yatama vino poco después, el 4 de octubre, pero Cunningham explica que Yatama estuvo en la mira del régimen desde mucho antes. En las elecciones municipales del 6 de noviembre de 2022, Yatama protestó contra la toma de todas las alcaldías a nivel nacional de parte del Frente Sandinista. Para ella, esta situación demuestra que el sandinismo “no tiene poder político”, sino que sólo pueden mandar por la fuerza.

“Si la Costa Caribe era su último obstáculo a aplacar en su gesta expansionista de poder absoluta, ya eso lo habían logrado”, lamentó Cunningham, pero matizó alegando que “en las comunidades indígenas se está en silencio por todo el proceso de represión y persecución que viven, pero el Frente Sandinista no es una fuerza política en el Caribe, sino una dictadura que se impone sobre el voto soberano“.
Aunque Yatama no existe ya como partido, Cunningham explicó que una buena parte del liderazgo miskitu se sigue organizando en el exilio para denunciar ante organismos como Naciones Unidas lo que ocurre en el país y en las regiones autónomas.
“Todos estamos viendo cómo salir de este proceso que tiene a Nicaragua metida en tanto dolor y luto; los pueblos indígenas siguen resistiendo no sólo a la violencia sistemática a la que se enfrentan con la invasión de los colonos, que se da con toda la complicidad y el respaldo del Frente Sandinista, sino también resistimos ante procesos como este“, concluyó Cunningham, refiriéndose a la extinción de Yatama.