¿Qué hace falta para ser presidente en las democracias de América?

Tener más de 30 años, no tener doble nacionalidad y no ser religioso: los requisitos para ser presidente en Hispanoamérica

  • 2:26 pm
  • Nov 13, 2023
República 18

No cualquiera puede ser presidente. En el camino hacia la oficina pública más importante en muchas democracias del mundo se interponen una serie obstáculos de orden logístico y económico. Pero, en el papel de la constitución, en muchos países los requisitos son simplemente poseer la nacionalidad y haber cumplido cierta edad.

La constitución estadounidense, por ejemplo, sólo establece que “no será elegible para el cargo de presidente quien no sea ciudadano por nacimiento o ciudadano de los Estados Unidos. Tampoco será elegible para ese cargo quien no haya cumplido 35 años de edad y no haya sido residente dentro de los Estados Unidos durante catorce años”.

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Teóricamente, incluso podría ser factible que un reo alcance la presidencia de ese país, una cuestión que surgió debido a que el aspirante republicano con mayor peso para postularse a la próxima elección, el expresidente Donald Trump, enfrenta procesos judiciales desde hace un tiempo.

Para evitar una situación tan embarazosa, la mayoría de las constituciones exigen que el candidato esté “en pleno goce de sus derechos ciudadanos”, es decir, que esté en buenos términos con la ley, un requisito bastante prevalente en Hispanoamérica.

Edad

Los requisitos que sí son universales son los de la nacionalidad del país en cuestión y los de la edad, que es más bien un asunto dictado por la tradición política de cada país. La constitución de Nicaragua es la que permite acceder a la presidencia con menos edad en Hispanoamérica, estableciendo como mínimo haber cumplido los 25 años, mientras que en la mayoría de países hispanos el requisito oscila entre los 30, 35 y 40 años.

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Cuba tiene además un tope de edad que prohíbe a los mayores de 60 años postularse para la presidencia. Cabe destacarse que en Cuba sólo los miembros del Partido Comunista pueden optar por el puesto. Durante más de 50 años, un sólo hombre, Fidel Castro, ocupó la presidencia de la isla, por lo que ahora es difícil determinar cuál es la verdadera naturaleza del poder en la isla.

De igual forma, aunque en Nicaragua la constitución enumera una serie de requisitos, desde hace 16 años es Daniel Ortega quien asume la presidencia con poderes que exceden aquellos establecidos por la constitución, a tal punto que los límites para su estancia en el poder fueron eliminados a petición suya.

Laicismo y nacionalidad

Otro requisito común es el de no pertenecer a la jerarquía de ninguna organización religiosa. Las constituciones de Paraguay, Bolivia, Honduras, Nicaragua, México, Venezuela, Costa Rica y El Salvador exigen explícitamente la separación de cualquier oficina religiosa y el servicio público; en otros países, el principio de laicismo en el Estado deja implícita la prohibición.

Además, desde 1980, la Iglesia católica prohíbe a sus miembros ordenados fungir como funcionarios públicos, por lo que todo sacerdote debe renunciar al clero si desea incursionar en la política.

Asimismo, todas las constituciones exigen la renuncia previa a cualquier otro cargo que se ejerza dentro del Estado en un plazo definido, generalmente entre 12 y 6 meses antes de la elección. Tampoco, por regla general, pueden acceder a la presidencia quienes sostengan doble nacionalidad, aunque en Venezuela el Tribunal Supremo resolvió en 2017 que era permisible para beneficiar al presidente, (((Nicolás Maduro))).

La idea para estas prohibiciones es eliminar los conflictos de intereses y garantizar, dentro de lo posible, una gestión imparcial en cuanto a temas religiosos y étnicos se refiere.

Género

Por último, aunque ninguna constitución exige que el presidente sea varón (como ocurría en tiempos pasados), en la práctica la mayoría de los candidatos lo son y las probabilidades de que un hombre sea electo son mucho mayores, aunque es una tendencia que va menguando.

En toda la historia de Hispanoamérica ha habido tan sólo 13 mujeres en el puesto. La primera, electa en la tardía fecha de 1990, fue la nicaragüense Violeta Barrios de Chamorro.

Asimismo, ninguna constitución prohíbe que el puesto de presidente lo ocupe una persona de sexualidad diversa o de identidad de género no-convencional, pero estas son identidades con poca o nula representación en los sistemas políticos de América, incluso en los países más progresistas.

Aunque se hacen avances en esa dirección, quizá pasen años hasta que veamos al primer presidente no-binario en la historia de América.