Jesuita revive desgarrador relato de la confiscación de su comunidad en Managua. “Llegaron con armas de guerra”

A la fecha de publicarse esta nota, sólo quedan 11 jesuitas en Nicaragua

  • 8:54 pm
  • Sep 7, 2023
República 18

Al llegar a la casa se encontraron con alrededor de 15 policías más con uniformes de campaña, encapuchados y con armas de guerra“, declara un testimonio sobre los eventos del 19 de agosto, cuando la comunidad jesuita Villa Carmen en Managua, contigua al campus de la Universidad Centroamericana (UCA), fue ocupada por la Policía Nacional bajo órdenes del régimen de Daniel Ortega.

El testimonio, firmado con las iniciales A.M.D.G., fue publicado por la Provincia Centroamericana de la Compañía de Jesús el pasado miércoles, 6 de septiembre, a través del sitio web de los Jesuitas de Latinoamérica. Aquella confiscación se realizó cuatro días después de que la UCA, administrada por los jesuitas, fuese acusada de terrorismo e igualmente ocupada por el régimen.

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Antes de encontrarse con los uniformados, el testimonio recoge que estaban “celebrando la eucaristía y el almuerzo las dos comunidades presentes en el país en la comunidad San Ignacio”, también en Managua, despidiendo al joven jesuita en formación, Alejandro Cardoze S.J., quien trabajó como pastoralista del Colegio Centro América de Nicaragua y partiría a España para continuar su formación teológica.

Cardoze citado en uno de los materiales de la Compañía de Jesús. Foto: Juventus y Vocaciones – Jesuitas Centroamérica, 2020

“Al volver a Villa Carmen”, describe el testimonio, “los sacerdotes se encontraron con una patrulla de la policía en el portón trasero de la comunidad (única entrada y salida desde la confiscación de la UCA) que entró junto con ellos a nuestra propiedad”.

“Es propiedad del Estado de Nicaragua”

⁠—¿Dónde está Alvarado?⁠ ⁠—preguntó el jefe del comando.

Buscaba al padre Rolando Alvarado, rector de la UCA, quien ya estaba en camino para salir de Nicaragua, según constata el testimonio.

⁠—No está y no sabemos dónde está ⁠—contestó el padre Everardo al oficial armado y trató de explicarles—. El edificio de la comunidad⁠ es una propiedad aparte de la UCA.

⁠—Es propiedad del Estado de Nicaragua ⁠—sentenció el oficial.

“Les indicaron que podían entrar a sus cuartos a retirar sus objetos personales acompañados cada uno de dos policías con su armamento de guerra, uno se quedaba en la puerta del cuarto y el otro entraba con el jesuita“, refiere el testimonio.

El padre Adolfo López de la Fuente, de 99 años de edad y originario de España, permaneció en el automóvil en que se habían movilizado, “encendido y con el aire acondicionado… no logró sacar nada“. Fue así que, aunque no hubo violencia física, ni siquiera gritos, el testimonio recoge una poderosa muestra de violencia emocional al despojar a los sacerdotes de todo lo que había logrado erigir la compañía.

La salida

Por su parte, el padre Alvarado, habían determinado sus compañeros jesuitas, “tenía que salir del país y el día planificado para hacerlo era ese mismo sábado, por lo que él y el Hermano Leonardo, miembros de la comunidad de Villa Carmen, no regresaron a la comunidad ese día“, explica el testimonio.

“Unas religiosas dieron posada” al padre Alvarado y a otros dos miembros y colaboradores de la compañía “en las afueras de Managua mientras lográbamos tener noticias de los compañeros de Villa Carmen. Una vez que supimos que estaban fuera de peligro, agradecimos a las religiosas, quienes hicieron una hermosa oración por los tres que emprenderían rumbo al sur para poner a salvo al P. Rolando”, destaca la memoria.

“Queremos dejar constancia del apoyo del Servicio Jesuita para Migrantes de Costa Rica, quienes estuvieron presente a lo largo de toda la ruta dándonos indicaciones”, añade el autor.

Los que quedaron atrás

Ahora sólo quedan 11 jesuitas en Nicaragua tras la partida entre el 19 y el 23 de agosto, cuando fue cancelada la personería jurídica de la Asociación Compañía de Jesús en Nicaragua, de una buena parte de sus representantes en Nicaragua. Los que quedan permanecen en la Comunidad San Ignacio en el Colegio Centroamérica de Managua, “imaginando distintos escenarios de lo que pueda ocurrir en los próximos días”.

“Es una gracia que el Señor nos da el poder experimentar lo que buena parte de nuestro pueblo está experimentando: la total indefensión ante el abuso del poder por parte del gobierno”, se despide el autor, recordando a los lectores “orar por quienes llevan la peor parte en esta crisis nacional: los presos y presas políticas, que ya son 78 y es una lista que tristemente no deja de crecer“.

La confiscación de la comunidad jesuita y de la propia UCA vienen siendo la mayor expresión, hasta el momento, de una escalada represiva en contra de la Iglesia católica en Nicaragua, derivado de la postura crítica que esta organización adoptó durante la rebelión cívica de abril de 2018