Algunos datos de la disparatada celebración de Ortega: ovación a un dictador y ovación a territorio separatista
Ortega pidió a los asistentes que aplaudieran en memoria del dictador libio Muammar Gadafi y llamó “nazi” al presidente de Ucrania, quien es judío

La pareja dictatorial celebró el aniversario de la revolución sandinista en una jornada reducida, si se compara con años anteriores, y con representantes de sus pocos aliados en el extranjero, una colección de invitados de países tan aislados como su régimen, como Cuba y Venezuela, así como el territorio separatista de Abjasia, que no es miembro de Naciones Unidas y sólo es reconocido por Rusia y Nicaragua.
Ortega hizo esperar a sus simpatizantes en el terreno antiguo estadio nacional de béisbol Roberto Clemente por hasta 3 horas antes de iniciar el evento, que por sí sólo consistió de 2 horas de música. La pareja divagó en discursos ocasionales tocando temas poco relevantes a la celebración del 19 de julio, como el fallo de la Corte Internacional de Justicia a favor de Colombia en la disputa territorial de ambos países.
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En determinado momento, Ortega pidió a todos los presentes un aplauso por Muammar Gadafi, dictador libio muerto durante la batalla de Sirte en 2011 a manos de milicianos opuestos a su régimen opresivo. Según Ortega, se trató de un “asesinato” a manos de Estados Unidos. Gadafi era conocido por su brutalidad tanto como por su excentricidad, y era un aliado cercano a Ortega.
De “nazi” calificó al presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, quien es étnicamente judío, por intentar que la Unión Europea se pronunciase a su favor en el contexto de la agresión rusa contra su país. Nicaragua fue el único país en la III Cumbre entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe en no condenar esa guerra de agresión, mientras que Cuba y Venezuela cedieron ante el peso del consenso.

Ortega consideró que la Unión Europea “metió cizaña”. “Se empeñaron en tratar de introducir unos párrafos donde culpaban a la Federación Rusa de todo lo que acontecía en Ucrania” dijo Ortega, omitiendo que fue Rusia, de hecho, quien inició la guerra en febrero de 2022.
Además, Ortega expresó sus deseos de incluir como héroes en la constitución a los caciques Nicarao y Diriangén como primeros combatientes “anti-imperialistas”, así como abogó por la “independencia” de Puerto Rico, territorio asociado a Estados Unidos.
Murillo, por su parte, habló de “víboras traicioneras, un absurdo coro de serpientes, fabricantes de mentira, denigrantes a sueldo, mentecatos, sicarios y asesinos que se arrastran para servir a sus amos” refiriéndose a la oposición.
Decadencia
Este es el cuarto año consecutivo en que Ortega no convoca a un acto de masas para el aniversario de la mayor victoria del Frente Sandinista.
Con esta celebración, “la dictadura de Ortega y Murillo se apropia de una gesta que fue del pueblo” dijo Héctor Mairena, vocero del movimiento progresista Unamos (antes Movimiento Renovador Sadinista, MRS), refiriéndose al derrocamiento de Anastasio Somoza Debayle en 1979.
“Le han dado un contenido exclusivamente partidario, y más que partidario, ahora familiar, cercano a la familia Ortega-Murillo, pero esta celebración reflejó el estado actual de la dictadura”, que Mairena considera decadente.
Mairena considera que la crisis del régimen es más visible que nunca a través de este acto. “Ya no tienen la capacidad de convocar masas que tenían antes. Fue lamentable, Ortega no dijo absolutamente nada nuevo y se dedicó a atacar a la Unión Europea, a Estados Unidos, y a reivindicar figuras repudiadas por la comunidad internacional” concluyó.
“Tuvo que justificar su fracaso”
“Claramente el dictador perdió su capacidad de convocatoria hasta el punto que tuvo que mencionarlo”, expresó Juan Sebastián Chamorro, académico y excandidato a la presidencia encarcelado por el régimen de Daniel Ortega en 2021 y desterrado en febrero 2023, a República 18.
Ortega alegó que, por razón de la pandemia, tuvo que ser el evento más cerrado y pequeño de lo habitual. “Tuvo que justificarle a sus bases su propio fracaso. La gente no está llegando a la plaza cuando antes se llenaban plazas” señaló Chamorro.
“Ya no se ve el 19 de julio como lo que fue antes, ya no hay turismo a Managua. Por eso hacen coreografías más organizadas y controladas, y obviamente por temor por su seguridad” consideró Chamorro.
Desde que Ortega llegó una vez más al poder en 2007, hace 16 años, tras una década al mando de Nicaragua en los 80s, no se había visto una celebración tan escueta como la presenciada este 2023.