El “tímido” papel del embajador de Bukele ante la dictadura de Ortega en Nicaragua

El embajador de Bukele en Nicaragua, Hugo Merino, se mantiene bajo perfil en el país tras las severas críticas que despertó el haber posado junto al director de la Policía, Francisco Díaz. Expertos dicen que hay silencio a conveniencia: “es un juego de poder”

  • 5:35 am
  • May 29, 2023
República 18

Apenas un año había transcurrido desde que el Departamento de Estado de los Estados Unidos sancionó a la Policía Nacional por violación a los derechos humanos, cuando el embajador del presidente Nayib Bukele, en Nicaragua, Hugo Javier Merino Lazo se reunió con el jefe de la entidad y consuegro de Daniel Ortega, Francisco Díaz.

Y aunque Merino no hizo ninguna publicación al respecto, sí la Policía Nacional destacó la visita del diplomático en su sitio web en donde asegura que durante el encuentro,  “intercambiaron opiniones sobre planes y estrategias que implementan estos países hermanos para el fortalecimiento de la seguridad entre ambas naciones”.

Pero esa no fue la única visita polémica. Anteriormente, en octubre de 2020, Merino también se reunió con el sancionado Laureano Ortega, según recopilan medios locales. En ese entonces, Laureano Ortega, le solicitó al embajador transmitir a los inversionistas salvadoreños, “que Nicaragua ofrece un clima de seguridad y confianza para los inversionistas, y que a través de las Instituciones del Gobierno se brindan facilidades para que las empresas puedan establecerse en el país”.

El gobierno de Bukele en El Salvador ha preferido mantener en silencio en cuanto a la crisis sociopolítica que vive Nicaragua desde abril 2018 como consecuencia de la brutal represión que ejecutó el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo para aplacar las protestas antigubernamentales.

Bukele, solo siendo candidato a la Presidencia, en abril de 2019, se refirió y criticó abiertamente a Ortega y dijo que tanto él como el expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández “están en el poder a la fuerza, a costa de muchos muertos y sin legitimidad democrática”.

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Sin embargo, tras el resultado electoral salvadoreño el 1 de junio de 2019, Bukele ha optado por mantenerse en silencio sin referirse a las violaciones de derechos humanos en Nicaragua. Prueba de esto es que en agosto de 2022 cuando el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó una resolución para condenar el ataque frontal de la dictadura nicaragüense a la sociedad civil, los medios de comunicación y la Iglesia Católica, el representante de Bukele optó por “abstenerse”.

Lo mismo ha pasado con el embajador que nombró el 16 de junio de 2020 en Nicaragua, Hugo Javier Merino Lazo. Este funcionario ha mantenido un perfil bajo y ha preferido guardar silencio y no pronunciarse sobre la crisis sociopolítica y de derechos humanos que vive Nicaragua, pese a que otros diplomáticos de diferentes países si lo han hecho. Este comportamiento, a lectura de expertos en relaciones internacionales obedece a “conveniencia” entre ambos gobiernos.

Su embajador en Nicaragua

Dos meses después de haber sido nombrado, el 17 de agosto de ese año Merino Lazo presentó las copias de estilo ante el canciller orteguista Denis Moncada Colindres que lo acreditaron como embajador extraordinario y plenipotenciario de El Salvador en Managua.

Tras la llegada de Merino al país realizó una serie de visitas a funcionarios de las instituciones del régimen: el de septiembre de ese año, visitó junto a su esposa Yarissa Escobar de Merino al director de la Dirección General de Aduanas (DGA), Eddy Medrano. Un día después visitó al director de la Dirección General de Ingresos (DGI), Martin Rivas.

Consecutivamente el 2 de octubre, visitó a la ministra de Ministerio de Trabajo (MITRAB), Alba Luz Torres y a los directores generales; el 6 de octubre, estuvo en el Centro de Protección Especial Rolando Carazo, ubicado en la ciudad de Managua, donde fue recibido por Johana Flores, ministra de la Familia, en esta ocasión lo acompañaron su familia.

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El 12 de octubre, Anasha Campbell, Ministra de Turismo y Mara Stotti, directora de Desarrollo Turístico del Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur), recibieron la visita del embajador de El Salvador en Managua, al día siguiente visitó a Luis Morales Alonso, Director del Instituto Nicaragüense de Cultura (INC) y a Ramón Rodríguez, director del Teatro Nacional Rubén Darío.

Silencio a conveniencia “es un juego de poder”

El embajador tuvo que cerrar su primer perfil de Twitter tras las polémicas reuniones sostenidas con funcionarios acusados de violaciones a derechos humanos, como Francisco Díaz. Sin embargo, se mantiene activo en su cuenta de Instagram donde se describe como “Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de El Salvador en Nicaragua. Abogado, notario, master relaciones diplomáticas. Gobierno del Presidente Nayib Bukele”, etiquetando el perfil de esta red social del mandatario.

Merino comparte el mismo país con los expresidentes salvadoreños prófugos de la justicia, Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, a quienes el régimen los ha nacionalizado junto a sus familias. Bukele en su momento mantuvo una campaña de que iban a agotar todas las vías para lograr la extradición de los exmandatarios, sin embargo eso ha quedado en el pasado, ni él ni su embajador en Managua han dicho o referido sobre el tema en los últimos años.

El exdiplomático nicaragüense José Dávila menciona que a pesar de que no hay comparación entre la dictadura de Ortega y el “autoritarismo” de Bukele, ni en el tiempo de estar en el poder, ni en el nivel de popularidad de las encuestas, ni en el nivel sostenido de represión entre otros aspectos, lo que en realidad pasa tanto con el mandatario y el embajador es que “existe tolerancia de conveniencia mutua entre ambos gobiernos autoritarios, es la distancia y critica que han recibido de los Estados Unidos en materia de no respetar la institucionalidad del país”.

Agrega que en el caso de El Salvador existen medidas que han afectado la autonomía de los otros poderes del Estado, y en el caso de Nicaragua Ortega ejerció el control total de todos los poderes del Estado. “A ambos gobiernos los une la molesta crítica generalizada de organismos internacionales de derechos humanos sobre el tema de los pandilleros en El Salvador, y en Nicaragua sobre la represión a los opositores, casos que son totalmente distintos, uno tiene apoyo de la población salvadoreña y el otro el repudio mundial. Bukele actúa con ingenuidad y es el perdedor neto en esta relación con Ortega, una diplomacia equivocada con diplomáticos desacertados lo están llevando a que lo comparen con Ortega“.

En esa misma línea, Carlos Murillo Zamora, experto en derecho internacional, temas de integración y catedrático de la Universidad de Costa Rica (UCR), va más allá al indicar que el silencio es por conveniencia “en alguna medida no pueden cuestionar mucho porque Ortega tiene esas cartas (exmandatarios) que puede cuestionar al gobierno de El Salvador, y a Bukele no le sirve que Funes y Sánchez Cerén por eso eviten esas criticas y mantienen un bajo perfil, es un juego de poder y eso no quiere decir que Ortega y Bukele se comuniquen directamente”.