¿Por qué la cremación es tan poco común en Nicaragua?
La cremación es una práctica poco común en Nicaragua, a pesar de que el gobierno proporciona el servicio sin costo y que la religión no lo prohíbe.
El primer crematorio público de Nicaragua abrió sus puertas el pasado 1 de noviembre de 2022 en el municipio de Mateare. Ya había dos funerarias que ofrecían el servicio, pero el crematorio de Mateare no tiene costo, lo que elimina el factor del costo a la hora de la tomar la decisión.
La cremación consiste en la incineración de los restos humanos hasta dejar sólo el hueso chamuscado, un proceso que dura alrededor de cuatro horas. Los restos óseos son luego pulverizados hasta lograr un polvo fino y grisáceo usualmente guardado en urnas o vasijas, aunque muchas personas optan también por esparcir las cenizas.
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Es una práctica poco común en Nicaragua, casi impensable, en su mayoría optada por extranjeros o nicaragüenses que vivieron en el extranjero, según admiten las funerarias. Casi siempre se arguye el asunto del costo en contra de la cremación, puesto que, antes de inaugurado el Centro Nacional de Cremación, la única opción era contratar el servicio de una funeraria cuyos precios rondan por encima de los mil dólares.
En el Centro de Cremación en Mateare, simplemente basta con demostrar el primer grado de consaguinidad con el fallecido, así como una copia de la cédula del difunto y de su acta de defunción.
¿Qué dice la Iglesia católica?
Pero la razón principal es que todavía se trata de un tabú en Nicaragua a razón de la enseñanza de la Iglesia Católica sobre la práctica. La “cristiana sepultura” ha sido el método preferido para tratar con la muerte incluso desde antes de que Nicaragua existiera como nación independiente y, a pesar de que la instrucción Piam et constantem de 1963 eliminó la prohibición total, la inercia de la tradición persiste.
Aunque sólo poco más de la mitad de los nicaragüense hoy día se declaran católicos, el resto cayendo en diferentes credos protestantes, el tabú contra la cremación es casi universal en el país porque ha quedado en la cultura más generalmente.
La Iglesia católica mantiene que la cremación es permisible en tanto no involucre rituales “paganos”, es decir, de otras religiones como el budismo o el hinduismo, en las cuales la cremación es una práctica común. También desaconseja esparcir las cenizas, así como mantener las urnas en ámbitos impropios para restos humanos, como el hogar.
Hay mucha desinformación
Imelda Torres, psicóloga forense, explica que “las tradiciones juegan un papel importante. Los velorios e ir a visitar un cuerpo al cementerio, esos actos tienen mucho peso para procesar el duelo”. Pero también admite que “hay mucha desinformación” sobre la práctica, “no hay conocimiento del proceso”.
“El común denominador es el miedo: miedo a lo desconocido, al dolor, a la condenación eterna” señala, y nos cuenta que, a nivel personal, su madre, ya difunta, consideraba inaudito el prospecto de la cremación.
“Ella creía que iba a sentir dolor” relata, “mucho dolor, porque cada vez que le hablaba lo rechazaba de una manera visceral y se cerraba: no, no y no”.
Considera que, a menudo, la gente, de algún modo, teme que haya dolor. “El rechazo proviene de un miedo innato al fuego. Está en nuestra naturaleza luchar y evitar cualquier cosa que pueda causarnos sufrimiento o dolor. El fuego es igual al dolor y esto es con lo que se suele asociar la cremación” comenta.