Médicos nicaragüenses entre el silencio para permanecer en el país y la frustración de no poder ejercer en el exilio
Con el despido y exilio de médicos, el sistema sanitario de Nicaragua se ve cada vez más débil. Ha perdido experiencia y formación académica, impactando cada vez más en la calidad de atención.
Desde tempranas horas de la mañana, el doctor Rommel Meléndez prepara su día para acudir a su centro de trabajo en San José, Costa Rica: un restaurante en la capital tica donde se desempeña como mesero ante la imposibilidad de insertarse en el mercado laboral de su profesión.
Meléndez confiesa que “con mucha tristeza” debe aceptar que insertarse a laborar profesionalmente como médico en Costa Rica ha sido “una misión imposible”.
“Ha sido una experiencia dura porque el Colegio Médico de Costa Rica ha puesto miles de trabas para poder homologar el título, entonces nos dedicamos a diferentes labores. Estamos generando dinero de cualquier forma”, dice, con un tono de tristeza.
Meléndez laboró 27 años en el sistema sanitario de Nicaragua, cuatro de estos al frente de un centro de salud. Pero también en programas de atención integral a la niñez en el Ministerio de Salud (Minsa).
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Pese a su gran experiencia no ha contado con acceso al sistema de Salud en Costa Rica, por lo que las características de sus nuevos oficios le representan mayor actividad física.
“Pienso que hay mucha más actividad física que la que tenemos en Nicaragua. Pienso que los que trabajamos en Costa Rica la vemos más cansada, porque no tenemos la misma forma de transportarnos”, señala.
“Trabajé primeramente en salones, en bodegas y luego como mesero. Ahí me he quedado, aparte de mi trabajo de docencia”, indica el médico.
Pese a la situación en la que se desenvuelve, Meléndez asegura que a través de un emprendimiento, ejerce la profesión de docencia en Costa Rica y asegura que no ha dejado de consejería médica a personas exiliadas.
Gran exilio de médicos de Nicaragua
A raíz de la crisis sociopolítica en Nicaragua, el recrudecimiento de la politización de la salud y la pandemia, los médicos nicaragüenses, incluyendo galenos con gran experiencia en el sistema sanitario, han sido despedidos o se han visto forzados al exilio para resguardar su integridad.
Meléndez es vicepresidente de la Asociación Unidad Médica Nicaragüense. Detalla que más de 500 médicos se encuentran fuera del sistema sanitario debido al contexto sociopolítico. De estos, alrededor de 200 médicos han abandonado el país en busca de mejores oportunidades o por persecución del régimen.
“Muchos de ellos eran perseguidos en sus unidades de servicio. Sé de muchos especialistas que están llegando a España, Canadá y Estados Unidos. Ha habido una fuga de personal altamente especializado. Muchos médicos, ante falta de oportunidades en el exterior, optaron por regresar al país y moverse a otros departamentos. Otros se han ido a Europa”, detalla Meléndez.
El doctor Gerardo Flores, también integrante de la Asociación Unidad Médica Nicaragüense, puntualiza que una gran cantidad de galenos exiliados en Costa Rica han partido hacia otros países en busca de mejores oportunidades.
“En Ecuador hay alrededor de 30 médicos, en Costa Rica hay casi quince médicos que estamos reunidos sobreviviendo la situación. En España hay otros 30 médicos”, señala.
Por su parte, el doctor Leonel Argüello Yrigoyen, médico epidemiólogo y actualmente en el exilio, sostiene que “para vencer la frustración” de no poder ejercer la profesión médica, los galenos optan por el voluntariado de atención a personas nicaragüenses exiliadas.
“Para los médicos que están en el extranjero es muy difícil que puedan ejercer su profesión. En Centroamérica es misión imposible. Muchos médicos estamos haciendo voluntariado, además de nuestro trabajo, porque eso te compensa emocionalmente. Muchos atendemos pacientes de forma virtual”, comenta.
La doctora Carla Fernández tiene 13 meses de estar exiliada en Costa Rica. Diariamente se las ingenia para “sobrevivir en un país tan caro”. A veces, espera con atención la llamada de un proyecto para brindar “consejería en salud” a nicaragüenses, limitándose a brindar recomendaciones, puesto que no puede emitir recetas ni asegurar que brinda consulta médica en Costa Rica.
Sin embargo, considera que el gremio médico nicaragüense “permitió” hasta cierto punto los atropellos de la dictadura.
“Los médicos pudimos haber hecho mejores cosas, pero no hubo unidad. Algunos médicos miraban malas condiciones y robos y no decían nada. Lamentablemente el médico se ha deshumanizado”, crítica la doctora.
Los que se quedan deben guardar silencio
Sin embargo, no todo el personal sanitario que desea abandonar Nicaragua puede hacerlo. Argüello Yrigoyen considera que los médicos que se quedan en el país están sometidos al silencio.
Sumado a ese silencio, destaca que los médicos no pueden capacitarse debido al cierre de organizaciones sin fines de lucro.
“El médico en Nicaragua está sobreviviendo y trabajando, tratando de no dar opinión política, técnica o científica para no meterse a problemas con el gobierno. Hay aproximadamente 9 mil médicos sin poder capacitarse por la eliminación de organizaciones sin fines de lucro. Y esto repercute en la calidad de atención al paciente”, expresa el especialista.
Por su parte, la doctora Fernández coincide en que el silencio es fundamental para continuar ejerciendo en Nicaragua, situación que le preocupa por la creciente indiferencia de los médicos en el país centroamericano.
“En Nicaragua no tenés más opción que someterte a la dictadura. En el sistema de salud se desprecia al que sabe y conoce. Ser médico en Nicaragua a veces necesita de la indiferencia para conservar tu puesto de trabajo”, asegura.
Pierden los médicos y pierde el sistema de salud
A criterio de Argüello Yrigoyen, debido a que detrás de cada médico existen muchos años de experiencia y estudios, el sistema de salud cada vez pierde más calidad al despedir a los médicos con mayor experiencia que no se apegan a los criterios políticos de la dictadura.
“La profesión de médico lleva mucho tiempo. Primero seis años de estudio, un año de hospital, dos años de servicio social. Luego, si hacés una especialidad, te llevás de dos a cuatro años. En los próximos cinco años te afinás, entonces estás hablando de casi veinte años de formación”, cuenta.
“El problema es que cuando despedís a un especialista con 20 años de experiencia, ¿cómo recuperás esos veinte años? Entonces te quedás con gente sin experiencia obteniendo recursos de muy poca calidad”, puntualiza.
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El doctor Ramón Flores, quien pidió ser citado con ese nombre por temor a represalias, explicó que a nivel académico también se registra una gran pérdida en la preparación de nuevos doctores.
“La nueva generación de médicos está perdiendo la formación con estos especialistas que han sido despedidos o exiliados. Esto representa una reducción de la calidad de educación y los nuevos médicos. El país va a sufrir un bajón en la calidad de la atención, pero probablemente eso ya se está sintiendo”, considera.
“Hay médicos que no saben hacer el diagnóstico ni conocen el manejo de las epidemias”, añade el especialista.
Hasta 2018, el Banco Mundial contabilizaba 1.7 médicos por cada 1000 habitantes. Nicaragua se encuentra entre los países con menos personal de salud, superado por Afganistán (0.3), Albania (1.6), Angola (0.2), Aruba (1.1), Bolivia (1.1), entre otros.
Para 2022, el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide), controlado por la dictadura, proyectaba 6.7 millones de habitantes.
El sistema nacional de salud de Nicaragua está conformado por el subsistema público y el privado. El subsistema público lo constituyen: El Ministerio de Salud, el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), el cuerpo médico del Ejército y los servicios médicos de la Policía Nacional.
El Ministerio de Salud está organizado en 19 Sistemas Locales de Atención Integral en Salud (Silais), los cuales tienen funciones de provisión de servicios, administrativas y de rectoría de la salud.
La red de unidades de salud pública a nivel nacional cuenta con 73 hospitales, 143 centros de salud, 1,343 puestos de salud, cinco centros especializados, 178 casas maternas con 2,371 camas y 93 casas para personas con necesidades especiales.
¿Pero… también pierde Costa Rica?
A cinco años del estallido social que provocó un exilio masivo de médicos, Costa Rica aún no se abre para que el personal sanitario extranjero se inserte laboralmente en su sistema de salud, a través de estándares de certificación sin tanta burocracia.
A criterio de Argüello Yrigoyen, la negativa del Colegio Médico costarricense para insertar en el sistema de salud a personal sanitario extranjero es la pérdida de una oportunidad de ampliar la red y cobertura de atención en ese país.
“En Costa Rica el Colegio Médico es muy cerrado con el ingreso de nuevos médicos extranjeros, podrías insertarlos en zonas rurales y extender tu red de atención. Obviamente, esto debe pasar por una revisión y un certificado. Lamentablemente, los colegios médicos no han sido de mucha ayuda y han actuado de forma no muy inteligente”, específica.
La negativa de Costa Rica provoca que los médicos decidan abandonar ese país para buscar mejores opciones en una tercera nación.
Según datos del Banco Mundial, hasta 2018, Costa Rica se encuentra en una media a nivel mundial en el número de médicos por cada mil habitantes (2.9)
Exámenes inaccesibles médicos nicaragüenses en el exilio
Flores señala, además, que en Costa Rica los exámenes están diseñados para “no ser aprobados” más que para otorgar una certificación.
“Se hace un examen y si uno aprueba, se puede solicitar incluirse al Colegio Médico, que también contempla un nuevo examen. Se pasa el filtro con el Consejo Nacional de Rectores, luego el examen de la Universidad de Costa Rica (UCR) y luego el del Colegio Médico”, detalla Flores.
Otro obstáculo, según el especialista, es que una buena parte de los médicos no cuentan con toda su documentación, debido a la abrupta salida que tuvieron en Nicaragua.
Además, los médicos en el exilio no cuentan con los recursos para pagar las cuotas que exige la certificación en Costa Rica.
“En todo ese proceso uno va pagando algunos montos. El proceso es muy difícil y el examen, de 80 personas que lo realizan, pasa uno o ninguno. Si no tenés la colegiación, tampoco podés ser docente en Costa Rica”, indica Flores.
Por ejemplo, la doctora Fernández cuenta que en un grupo en el que participó para realizar el examen, solo uno aprobó.
“De cien médicos que hicimos el examen para certificarnos, solo uno aprobó. Habría que revisar el tipo de examen y ningún médico quiere reclamar”, dijo.
“Cuando llegás al exilio, sabés que veniste por hacer lo correcto. La mayor frustración de ser médico y estar en el exilio es tener todo el conocimiento y todo el deseo y no poder ejercer”, añadió.