Nicaragua se encuentra en la cúspide mundial de los países más corruptos
“Lo que vemos es aumento del autoritarismo”, señaló Delia Ferreira, presidenta de la organización Transparencia Internacional.
La corrupción sigue siendo un problema predominante y sin ningún tipo de mejorías desde hace más de cinco años en la gran mayoría de los países de América, de acuerdo con un informe difundido este martes por la organización Transparencia Internacional, que coloca a Venezuela, Haití y Nicaragua como las naciones más corruptas de la región.
Uruguay y Canadá, en cambio, aparecen como los países menos corruptos, seguidos de Estados Unidos. “Estoy muy preocupada porque veo a la región latinoamericana en un franco retroceso”, expresó Delia Ferreira Rubio, presidenta de Transparencia Internacional.
“Lo que vemos es aumento del autoritarismo, aumento de los gobiernos populistas que llegan por elecciones y desde adentro atacan a la democracia atacando el poder judicial, los organismos de control, los medios de comunicación, la ciudadanía organizada, la oposición”, dijo Ferreira Rubio.
El organismo posiciona a Nicaragua en el puesto número 19, solo superado por Haití (17), catalogado como un Estado fallido, y Venezuela (14), el país latinoamericano con la mayor cantidad de migrantes en el exterior: más de siete millones.
Una dura realidad
El Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) califica a 180 países alrededor del mundo según las percepciones de corrupción en el sector público, en una escala de 0 a 100, en la cual 0 equivale a muy corrupto y 100 a muy baja corrupción.
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Esto colocaría a Nicaragua entre las principales naciones alrededor del mundo con el mayor índice de percepción de la corrupción entre su población.
De igual manera, el organismo señala que la corrupción el América Latina ha debilitado las instituciones públicas y ha facilitado que prosperen las redes criminales, desestabilizado a los gobiernos y exacerbado la violencia en la región.
“La corrupción alienta muchas otras crisis”
En América, los países no han adoptado medidas contundentes para combatir la corrupción y fortalecer las instituciones públicas, lo que ha favorecido a la consolidación de redes criminales que ejercen un poder considerable sobre actores políticos, indicó el informe. Esto, a su vez, profundiza la violencia.
Para responder a esa criminalidad y a la violencia de las pandillas, algunos gobiernos han implementado medidas que concentran el control en el Poder Ejecutivo, debilitando así la transparencia, amenazando los derechos humanos y alentando más oportunidades de corrupción, explicó.
Los gobiernos frágiles fallan en su labor de frenar a las redes criminales, el conflicto social y la violencia, y algunos exacerban las amenazas para los derechos humanos al concentrar el poder con el pretexto de responder a la inseguridad, agregó.