Daniel Ortega es el “gran traidor” del sandinismo y de los ideales de su fundador
El historiador costarricense José Francisco Aguilar Bulgareli, cercano a Carlos Fonseca Amador, en entrevista exclusiva con República 18 rememora las acciones de crimen, desorden y traición en el sandinismo. Ortega de asalta banco a dictador
Tras la derroca de la dictadura somocista los comandantes del sandinismo en Nicaragua traicionaron los ideales de Carlos Fonseca Amamador, fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), asegura el historiador costarricense José Francisco Aguilar Bulgareli.
Aguilar Bulgareli, fue periodista, director de Radio América Latina, militante del Partido Revolucionario Auténtico (PRA) y excandidato a la presidencia en 1974. Desde Costa Rica fue un colaborador activo en las luchas de la revolución sandinista.
Sin embargo, ahora a sus noventa años de edad, se muestra “decepcionado” del rumbo que tomó la revolución sandinista, poco tiempo después de haber derrocado al dictador Anastasio Somoza Debayle.
En su casa y oficina, recibió a importantes dirigentes sandinistas, incluyendo a Tomás Borge Martínez, Henry Ruiz, Humberto Ortega y al propio fundador del FSLN, Carlos Fonseca Amador.
“Dejamos la lucha revolucionaria en Costa Rica para apoyar la de Nicaragua”
Estando en su oficina de la dirección de Radio América, en la década de 1960, llegaron a su oficina dos nicaragüenses: Tomás Borge y Henry Ruiz, ambos dirigentes sandinistas, con el objetivo de estrechar relaciones con las facciones de izquierda de Costa Rica y con la emisora.
“Llegó un momento en que no trabajábamos para el PRA y al revolución de Costa Rica, sino para el Frente Sandinista. Conocíamos al dedillo las acciones en Nicaragua y realizamos acciones concretas, como liberar a Carlos Fonseca de la cárcel en Alajuela”, señaló.
Carlos Fonseca Amador: un huésped “de calidad humana”
Aguilar Bulgareli expresa que los sandinistas y líderes del PRA estuvieron de acuerdo en que recibiera en su casa a Carlos Fonseca Amador, en La Sabana, San José, Costa Rica.
“Carlos utilizaba el nombre de Jesús, aunque todos sabían de quien se trataba. En una máquina de escribir Continental, que era de mi padre, se escribió el proyecto del Frente Sandinista. Aquella estadía fue de gran importancia, porque aprendí a conocer a Carlos, no solo como jefe sandinista, sino como persona de una calidad humana”, expone.
Describe que la relación con Carlos Fonseca fue muy cercana y que compartían actividades rutinarias, aun desde la clandestinidad.
“Fue una relación muy personal y tuvimos muchas conversaciones sobre las tácticas revolucionarias. De algunos documentos que él me regaló me deshice, porque eran comprometedores. Eran folletos de luchas clandestinas”, expone.
“Él apostaba más por la guerrilla rural. Nunca me habló de una guerrilla urbana ni otro método. Él dice que la única salida es la lucha armada en la montaña”, añadió.
Aguilar señaló que en varias ocasiones, llevó a Fonseca Amador a Radio América Latina a grabar mensajes del Frente Sandinista. La radio se volvió una vocera de la lucha sandinista en Costa Rica.
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“De estas grabaciones, solo tengo una en mis manos, pero en cualquier momento aparecen las otras”, expresó.
El asalto de bancos fue una práctica del sandinismo desde sus orígenes
Aguilar recuerda que una de las constantes acciones del FSLN, aun en suelo costarricense, era asaltar bancos para obtener recursos. Aunque era una táctica que no apoyaba, asegura que los sandinistas no lograban obtener buenos resultados en Costa Rica al implementarla.
En julio de 1967, Daniel Ortega participó en el asalto a la sucursal Kennedy del Banco de Londres, en Managua, Nicaragua, con el objetivo de conseguir dinero para mantener la lucha en la montaña. Sin embargo, el robo lo llevó a prisión.
Carlos Fonseca y otros sandinistas quisieron hacer lo mismo en Costa Rica, pero no dio resultado. Si bien lograron huir con apenas 2,500 colones, poco tiempo después fueron capturados por la Policía de Costa Rica.
“Luego, se acordó que era conveniente cambiarlo de casa. Él se llevó la máquina de escribir y dos o tres días, llegó la Policía a mi casa e hicieron un registro. Nunca había pasado algo así en mi casa”, expone.
“Llegaron a mi casa porque en el asalto en la Uruca, se supo que eran nicaragüenses. Se siguieron las pistas y alguien denunció que estaban en esta casa y por eso llegaron y rodearon la casa”, añadió.
Un segundo asalto del sandinismo bastó para que Aguilar se distanciara de su movimiento político. Él cuenta que se opuso rotundamente a cometer el crimen y que esto llevó a que sus correligionarios lo rechazaran y tacharan de traidor.
“Los sandinistas planearon un nuevo asalto en Alajuela y yo me manifesté en contra, porque en Costa Rica, no había condiciones para este tipo de trabajo. Ante las críticas de mis correligionarios, decidí retirarme del PRA”, comenta.
El sandinismo nació en el desorden
Aguilar recuerda que, según su consideración, el sandinismo carecía de una organización concreta, pero que aun así, Costa Rica los apoyaba por su rechazo a Somoza Debayle.
“Yo creo que estaban algo organizados, sabían lo que estaban haciendo. Aquí en Costa Rica encontraron gran apoyo y por eso no fue difícil apoyarlos. Por eso no fue difícil apoyarlos. Todos estaban contra Anastasio Somoza”, señaló.
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“Los sandinistas no eran los más organizados. Les ayudé más a los salvadoreños, pero con los sandinistas teníamos el problema de que eran un desorden y desobedientes aquí, pero no se cómo eran en Nicaragua, porque estaban peleando y jugándose la vida”, señaló.
Una de las anécdotas que recuerda con una gran risa, es cuando recibió en una de sus casas a Francisco “Chicón” Rosales, exmagistrado sandinista, a quien considera como un “desordenado”.
“Luego vino Francisco Rosales. Ese era un desordenado completo. Lo teníamos en una casa, donde una muchacha iba a cumplir quince años e iba a haber una fiesta. Lo mandamos para otro lado para que no se viera en la fiesta y luego lo encontramos en el cumpleaños bailando con todo el mundo”, contó en medio de risas.
Por otro lado, a algunos sandinistas que eran capturados en Costa Rica por cometer asaltos, lograba que los deportaran a Panamá y no a Nicaragua, para evitar que fueran encarcelados por el régimen somocista.
“Yo lograba, con el Ministro de Seguridad Pública, que los deportaran a Panamá. En la Policía de Panamá tenía otro contacto, que era el de confianza de el Ministro. Los llevábamos por carretera, llevábamos a los prisioneros y dábamos plata”, expone.
Tomás Borge “El soplón del sandinismo”
Aguilar recuerda que Tomás Borge dio información a la guardia somocista sobre las acciones del sandinismo y que detalló el apoyo que brindaba a los dirigentes en Costa Rica.
“Luego, cuando cayó preso Tomás Borge, le sacaron una serie de información porque lo torturaron. Nunca le eché la culpa porque uno bajo tortura puede hacer cualquier cosa. Fui dos o tres veces a Managua, pero Tomás en esas declaraciones dijo que yo compraba las armas, los pasaportes y que los recibía aquí en Costa Rica”, detalló.
Expresó que Tomás Borge no era un tipo de su agrado y que la información que facilitó al somocismo provocó que retirara su ayuda paulatinamente.
“Él era muy jodido y posiblemente echó al agua a algunos otros más. Ahí tuvimos que cortar la ayuda. Por eso nunca fui muy admirador de Tomás”, dijo.
Tomás Borge “y sus mujeres”
Sobre su relación con Tomás Borge, Aguilar recuerda que en una ocasión que viajó a Nicaragua en la década de 1980, se anunció una conferencia de prensa de Borge, quien era uno de los Comandantes de la Revolución.
Era el momento en que no había nada en Managua y que ni con dólares se podía comprar debido al desabastecimiento.
“Llegó Tomás a la televisión vestido de blanco y la conferencia que dio fue “Las mujeres en mi vida”. En un momento en que había hambre y que no había nada, y que un infeliz salga en televisión hablando sobre las mujeres de su vida, me parece una broma de muy mal gusto”, recuerda con indignación.
La Revolución y la distancia
Aguilar Bulgareli recuerda que los comandantes sandinistas, una vez que derrocaron al dictador Anastasio Somoza, traicionaron los ideales de Carlos Fonseca Amador.
“Hasta el momento del triunfo yo los apoyé. Pero me desilusionaron después e incluso, a un familiar lo encargaron los europeos para que fuera a Nicaragua a averiguar qué pasó con una ayuda económica para la agricultura. Ahí se dio cuenta que la plata se la habían repartido los comandantes”, dijo.
“Eso nada tenía que ver con el programa del Frente que hizo Carlos Fonseca en mi casa”, añadió.
Aunque destaca que, en la década de 1980, el entonces Ejército Popular Sandinista le entregó una condecoración por el apoyo brindado a los dirigentes previo a la revolución.
Se convirtió en un gobierno corrupto y traidor
Aguilar señala que, desde sus inicios como gobierno, el sandinismo se volcó a la corrupción y que actualmente, el dictador Daniel Ortega es el gran traidor de los ideales de Carlos Fonseca Amador.
“Creo que Daniel es un traidor, que está haciendo una barbaridad. El PRA siguió apoyando al sandinismo, es más, me parece que algunos están todavía sin condenar a Daniel”, señala.
Añadió que desde hace tiempo no tiene comunicaciones con Henry Ruiz, uno de los nueve comandantes revolucionarios con quien mantuvo cierto tipo de amistad a lo largo del tiempo.
Sobre la situación actual de Nicaragua, la valora como muy triste, ya que considera que no se aprecian liderazgos opositores debido a la represión del régimen.
“Y seguramente va a haber más exilio. Lo que pasa es que como organizaciones políticas no veo que hagan oposición. Lo comprendo porque es muy difícil, estar en Nicaragua es jugarse la vida”, dijo.
“Nicaragua ha pasado años muy difíciles. También veo una solución difícil, si en esta situación yo pudiera aportar un grano de arena por Nicaragua, lo haría de nuevo, porque me repugna tanto Daniel Ortega como Anastasio Somoza”, añadió.
¿Lucha armada o cívica?
Además, señaló que la vía armada y la electoral están agotadas en Nicaragua, puesto que ambas resultan “muy caras”.
“Es muy difícil. No es fácil bajar a Daniel, mientras esté su guardia y los soldados defendiéndolo. Además, me parece que no se ha logrado un liderazgo que arrastre y pueda armar una cosa importante. La lucha armada la descarto porque no veo donde estaría el apoyo a esa lucha. Eso es caro y se necesitan armas y entrenamiento”, señaló.
En el caso de la vía electoral, asegura que no ve a Daniel Ortega entregando el poder en elecciones.
“Por el camino electoral también lo veo difícil. La única manera que veo es que Daniel y Rosario renuncien y pongan a un títere que se lo puedan apear. Pero no van a renunciar y electoralmente no hay organización y a todos los candidatos los mete a la cárcel”, concluyó.