Julio Vannini: el astrónomo aficionado exiliado en Sudamérica

Este académico es uno de los rostros más visibles durante las manifestaciones en Granada, que escapó de ser secuestrado por paramilitares durante la operación limpieza y logró huir con toda su familia a Lima, Perú.

  • 8:51 pm
  • May 2, 2022
Julio Vannini
República 18

Julio Vannini, actualmente, se dedica a colaborar con organizaciones en Perú que apoyan a migrantes, a la vez que continúa compartiendo sus conocimientos en ciencias a jóvenes con “hambre y sed” de aprender.

Aunque en Nicaragua se desempeñaba como docente y comunicador de ciencias, trasladar esa función al exterior le costó mucho sacrificio, a raíz de su exilio.

De lavar casas y cuidar adultos mayores para obtener ingresos, logró reincorporarse a sus funciones profesionales. Por esta razón, describe el exilio como algo incierto, en el que a algunos les va bien, mientras que otros no corren con mejor suerte.

Vannini nació en Granada, Nicaragua, en 1974. Desde muy pequeño mostró interés en las ciencias y considera que a través de su estudio, logra contemplar la belleza de la naturaleza.

“Durante mis estudios en secundaria me di cuenta que la herramienta más eficaz para apreciar la belleza de la naturaleza es la ciencia, a través de la tecnología. Desde chavalo me gustaron los temas de computadoras y las ciencias han sido de auto preparación”, comentó Vannini.

Nicaragua con muchos obstáculos para formar a profesionales

Julio Vannini, en el exterior, de lavar casas y cuidar adultos mayores para obtener ingresos, logró reincorporarse a sus funciones profesionales. . / Foto:cortesía

Julio Vannini recuerda que durante sus estudios se enfrentó a muchas dificultades, debido a la carencia de tecnología por parte de las universidades.

“Hoy en día tenemos muchos equipos, pero a inicios de 1990, estábamos saliendo de la década de los sandinistas y los recursos tecnológicos eran escasos”, relata a República 18.

Posteriormente, su trayectoria en el ejercicio de las ciencias, lo llevó a dedicarse a la docencia, luego de ser invitado a participar como docente en una escuela en Managua.

Vannini relata que la docencia fue accidental y que fue justamente por la trayectoria que lo invitaron a participar como docente en una escuela “y a partir de ahí me quedé desempeñando la docencia”.

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“Algo que me ha impactado siempre es cuando compartís tus conocimientos de forma gratuita con los jóvenes. Eso es algo que me ha causado gran impacto porque puedo ver el hambre y la sed por el conocimiento están vigentes en nuestros menores. De cierto modo, tienen iguales o peores carencias que las que yo tuve en su momento”, señaló.

Vannini destaca que esta problemática lo ha motivado a ejercer una comunicación directa de las ciencias a las escuelas.

Inconformidad de los jóvenes antes de 2018

Pese a que se señala a los jóvenes de no opinar en temas políticos antes de abril de 2018, Vannini destaca que los menores de edad a quienes impartía clases, expresaban su descontento contra episodios represivos previos al estallido social.

Julio Vannini señala que algunos manifestaban inconformidad al ver la desigualdad social.

“He contado con alumnos muy brillantes y humanitarios. Este tipo de personas despertaron la empatía. La represión, las desigualdades y todo eso malo causaba indignación en los jóvenes desde antes de 2018. Era una chispa latente”, comenta.

El estallido social cambió su vida

Julio Vannini escapó de ser secuestrado por paramilitares en Granada. / Foto: cortesía.

Julio Vannini pasó por Camino de Oriente, en Managua, el día que estallaron las protestas ciudadanas. Sin embargo, en ese momento, no logró ver la movilización inicial. Fue al llegar a su casa que se enteró a través de las noticias.

Al día siguiente, sus estudiantes se mostraron indignados por las agresiones a los manifestantes.

“Mis alumnos discutían indignados la situación. Yo trataba de moderar para que el debate no saliera de tono, porque los chavalos tienen derecho a expresarse”, señala

Ese día, al dirigirse a su vivienda, se sumó a una de las primeras marchas en Granada. La encontró cerca de la Iglesia de Guadalupe, la más antigua de la ciudad.

“Y cuando llegaron a la Catedral, y la gente decidió bajar la bandera del Frente Sandinista y le prendió fuego. Prácticamente había una marcha diario. Nos reuníamos en Xalteva y marchábamos en distintas calles de la ciudad, que es pequeña, por lo que podíamos recorrerla en poco tiempo”, comenta.

Julio Vannini y su familia empezaron desde cero

Vannini relata que tuvo que abandonar el país debido a múltiples amenazas en 2018. En una ocasión, lo llegaron a buscar hasta su vivienda, y en otra, amenazaron a su esposa con encarcelarlo.

“Cuando estás solo, te podés arriesgar un poco más, pero cuando tenés que cuidar hijos y esposa, tenés que responsabilizarte”, señala.

Vannini comenta que el exilio es un cambio de vida drástico, puesto que el exiliado tiene que dejarlo todo para sobrevivir y que ninguno tiene un trabajo asegurado ni un techo asegurado “y no sabés cuál es la realidad del país o de quienes te reciben. Tenés que empezar de cero”.

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A su llegada a Perú, con su familia, tuvo que limpiar casas, compitiendo con otros migrantes, como los venezolanos, que huyen de la dictadura de Nicolás Maduro.

No obstante, actualmente su cónyuge labora en el área administrativa y Vannini logró reincorporarse en la docencia.

“El exilio no es fácil, porque no podemos vivir en nuestro país porque está encarcelado”, señala.

Además, asegura que continúa su lucha desde el exilio a través de sus redes sociales y colaborando con algunas organizaciones relacionadas a la diáspora nicaragüense y promoviendo ayuda humanitaria para migrantes.

“A cuatro años del despertar, le digo al pueblo que no están solos. Pareciera que no se realizan acciones, pero si hay. No solo los que estamos fuera sino que también los que están dentro. No podemos perder el ánimo”, concluyó Vannini.