13 mujeres fueron ascendidas a altos cargos de la Policía Nacional. ¿Qué hay tras esto?
Activistas feministas cuestionan la efectividad de las políticas de paridad del régimen.

Son 13 las agentes que ahora ocupan altos cargos directivos en la Policía Nacional, según informó Rosario Murillo, vicepresidente y vocero de la dictadura sandinista, en su alocución habitual transmitida por medios oficialistas este 8 de junio. «Estamos contentos de anunciar que, en nuestra Policía Nacional, más mujeres líderes asumen cargos de dirección» dijo Murillo.
Según Murillo, estos son «justos nombramientos que reconocen la capacidad, eficiencia y liderazgo» de las mujeres dentro de la Policía Nacional, institución señalada de cometer crímenes de lesa humanidad desde iniciada la crisis en 2018, por lo cual fue sancionada por los Estados Unidos.
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Estas 13 oficiales ahora ocupan cargos de jefatura en distintas áreas de la Policía Nacional, tal como los departamentos contra trata de personas de las direcciones de Inteligencia y Auxilio Judicial, el departamento de asesoramiento y control de la Dirección de Actividades Económicas y destacamentos de la Dirección de Operaciones Especiales (DOEP) entre otros puestos.
«Ningún avance», dice feminista
Pero para activistas como la socióloga feminista María Teresa Blandón, esta clase de nombramientos no abonan al cumplimiento de demandas feministas. «El Frente Sandinista, que es la única fuerza que controla todos los poderes del Estado, es quien decide quién puede participar y quién no» explicó a República 18.
Aunque reconoce que iniciativas como la Ley 50-50, que exigen una cuota de 50% de mujeres en puestos públicos, son «una señal positiva» de acuerdo con tendencias y principios internacionales, el «desempeño de estas designaciones» es discutible. «Falta de idoneidad, falta de experiencia y falta de transparencia» citó como los principales problemas con los nombramientos en instituciones del Estado.
«Las mujeres comparten con los hombres esos criterios problemáticos que hacen que ni unos ni otros tengan buenos desempeños en los distintos poderes del Estado, pero es porque están subordinados, tanto hombres como mujeres, a los mandatos de la pareja Ortega-Murillo» declaró Blandón.
«Es una participación que se da en el contexto de un régimen autoritario, anti-democrático que no respeta el Estado de derecho y no estamos hablando de ningún avance porque la participación de las mujeres no se da en el marco de la práctica democrática» concluyó la socióloga.